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domingo, 29 de agosto de 2010


─ ¿Me abrazas?
─ Claro que sí, ¿pero no sería mejor que yo te abrazara por sorpresa?
─ Lo necesito ahora, lo que importa de un abrazo no es si es sorpresa o si lo ves venir. Abrázame.
─ Te abrazo.
─ Siempre me ha gustado apoyar la mejilla derecha en alguien, y agarrarme fuerte.
─ No sería capaz de soltarte.
─ ¿Te das cuenta de que estamos en medio de la calle, abrazados y rodeados de multitud de transeúntes que nos observan? Me encanta, consiguen que me apetezca más cerrar los ojos y apoyar la mejilla derecha en tu hombro.
─ ¿Un mal día?
─ Sí, algo así. Un mal día sin ti…

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