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miércoles, 3 de noviembre de 2010

La noche se puso de pie para mirarnos: tú y yo agarrados de la mano, como se agarran las etapas de la vida de las que no quieres desprenderte, porque tu futuro se plantea como un lugar sin miel, donde apenas quedan llamadas de rescate.
La noche se puso de nuestra parte: tú y yo paseando por Madrid y el frío invitando a que nos buscáramos un portal donde darnos todas las caricias que reclamaban las calles de La Latina.
La noche se puso a desnudarnos: en un cuarto de hotel sin ventanas ni prudencia,nos vimos envueltos en el sabor azul de los besos esperados. La noche jadeaba como una novia enamorada, y nos invitó a conducir sin frenos por las autopistas del deseo, porque la ciudad de destino tenía un nombre conocido, donde no entran las dudas. Un lugar del que no es fácil salir: el amor.

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