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sábado, 27 de noviembre de 2010

A veces me pueden los sueños y conozco a mujeres -quiero decir que me cruzo con ellas- y sin filtro ni credenciales, en un instante, me imagino una vida entera con ellas. La imagen de la felicidad occidental, un despertar en mañanas blancas, entre sábanas con caras de anuncio, y dos niños de la mano; o me las imagino simplemente tapando el frío.
En el metro, aeropuertos, bares, librerías, tiendas de ropa, esperando a que se ponga en verde un semáforo, en cualquier lugar, allí están para darme la vuelta a la cabeza por un rato... Si ves a alguna dile que me acuerdo de ella.

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