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lunes, 28 de junio de 2010

Permanece en silencio en esa casa vacía, entre esas paredes que todavía huelen a risas y a amor, a divertidas persecuciones, a fugas simuladas y a suaves caídas entre las sábanas, a besos en todas las habitaciones y a suspiros que aún retumban en el aire como leves sonrisas que lentamente se van descoloriendo.De repente esa casa le resulta triste, como si hubiera perdido todo el esmalte, como si los colores de los sofás, de las alfombras, de las sillas, de los cuadros y de todas las cosas que eligieron juntos se hubieran desteñido de improviso, hubieran quedado desenfocadas, ofuscadas, disueltas en el agua. O, al menos, así es como las ve a través de sus lágrimas…

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